17 mayo, 2009

MURIÓ BENEDETTI


Un amigo, en el trance del dolor de la pérdida del más grande vate del continente, acaba de decir que ahora sólo nos queda meternos todos a poetas para tratar de llenar el vacío que deja... tarea imposible. De su último libro pego aqui su Soliloquio. Me quedan de él algunos de sus libros, algunas de sus versos, la imagen de la librería en Montevideo donde solía sentarse horas a conversar y ser él mismo, el café donde se sentaba a mirar su Uruguay que tan bien nos regaló.

Soliloquio
Mario Benedetti

Hoy he resuelto hablar conmigo mismo
aprovechar por fin el privilegio
de averiguar quién soy de dónde vengo
por qué me gustan las canciones tristes

cuando uno descubre sus miserias
siente el orgullo impávido sincero
de mirarse como un inconfundible
o como un tonto que no vive en paz

en el monólogo nos recorremos
desde la nuca fiel a los talones
ya no caemos en los simulacros
ni en las humillaciones vanidosas

nos vemos en la jaula de los odios
o en la vana penumbra del hastío
y gozamos con el asesinato
de hormigas cucarachas y polillas

hoy he resuelto hablar conmigo mismo
a ver si me convenzo y soy más bueno
y como premio encuentro algún amor
que me espera en un pétalo del alma

3 comentarios:

  1. Ya verás cómo ocupa titulares de prensa, primeras páginas, noticias principales en las ediciones de los telediarios de todo el mundo. Posiblemente algunos programas especiales en horas de mayor audiencia sobre el autor de "La tregua".
    Porque un mundo culto, sensible y preparado como el nuestro es lo que demanda.
    A lo mejor me estoy equivocando y no es el fútbol lo más importante.
    ¿Me estoy equivocando?
    Mario, descansa en paz. Para nosotros sí eres importante.
    Saludos.

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  2. Cayetano: No te imaginas el dolor que causa esta muerte. Yo mismo no pense que me iba a doler tanto. Y es que Mario siempre estaba alli, sin edad, sin enfermedades, a la mano. Ojala que los homanajes recuerden no solo su obra literaria sino su apuesta por la defensa de los derechos humanos y su actitud con la vida.

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  3. Y como duele, ésta perdida irreparable, como cala en alma y en el corazón. Tú que me enseñaste, tanto. Gracias por todo. Hasta siempre, querido y bien amado Mario. Y como alguna vez escribiste: "Puedo morirme, más no acepto que muera la humanidad".

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