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12 febrero, 2010
LA TETA Y EL TETUDO
La nominación de “La Teta Asustada” de Claudia Llosa a los premios Óscar del presente año ha causado revuelos mayores. Desde el mismísimo estreno, se vino una verdadera avalancha de opiniones encontradas y maniqueísmos trasnochados en todos los sentidos. Desde el nacionalista extremo que trata de ver en la película de la Llosa un ensayo mariateguiano de realidad nacional, hasta el ojeroso y nerviudo facho-conservador a quien este filme le sabe a caviar rancio.
En muchos (no todos) los casos la polarización de opiniones ha hecho perder de vista que este es un producto artístico que relata un episodio que bien puede presentarse en cualquier país de largas tradiciones, jerarquizado y golpeado por la violencia hasta en los niveles más cotidianos.
Uno de los más visibles detractores de la “Teta” es el impresentable Aldo Mariátegui, engolado y pedante presentador de noticias en las mañanas y bilioso director de un medio escrito el resto del día. Su argumento es falaz y demuestra lo poco amoblada que traen la cabeza la mayoría de derechistas ultramontanos. El mofletudo Mariátegui ve en la película de la Llosa una caricatura del Perú y los peruanos, peligrosa y calumniadora; y en la actuación de Magaly Solier una caracterización de una andrófoba, desclasada, improvisada y lesbiana, para más detalle.
Lo que el tetudo relator de noticias no sabe es que “La Teta Asustada” no es una guía turística del Perú y sus desencantos, tampoco un ensayo sociológico de las consecuencias de la violencia ni pretende serlo. Lo peor es que según su escueta filosofía, los peruanos deberíamos ser como él, con nuestro pelo rubicundo, todos ojiazules y con dos tarjetas de crédito en los bolsillos, viviendo en la urbe y hablando de la última cuchipanda en el club de moda.
Los méritos artísticos de la película mencionada son muchos y considero que, cinematográficamente hablando, es una de las más ambiciosas en tanto lenguaje de cine, de los últimos tiempos. Aunque de ritmo algo irregular, creo que sus personajes calzan en muchos peruanos contemporáneos, las actuaciones con altibajos y el guión muy logrado. Esto la hace merecedora de las nominaciones y premios que ha ganado, al margen de lo que opinen tetudos como Aldo que sólo son capaces de sentir sabor a caviar hasta en un helado de lúcuma.
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