Ecuador es un país sorprendente. En muy pocos kilómetros uno puede pasar de climas tropicales a estremecedoras alturas andinas y terminar en un sofocante bosque húmedo. Estas son algunas tomas de la serranía del departamento de Azuay, muy cerca de la estupenda ciudad de Cuenca. Esa mañana el aire frío se condensaba en la respiración y la lluvia se iba y volvía con terquedad, a casi 4 mil metros sobre el nivel del mar y viendo los lagos de deshielo de la altura se renovó el convencimiento de lo maravilloso que resulta tener a la cordillera de los Andes a la mano.
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