22 agosto, 2010

MI HISTORIA EN CANCIONES 4

Conocí a Joan Manuel Serrat de manera casual y casi frívola. Una cancioncita pegajosa y una pinta de joven despreocupado por la vida y con acento españolísimo, no le hacían mucha justicia. Luego nos fuimos enterando que era un tipo de convicciones y compromisos declarados y valientes que se hizo acreedor de el gran honor de ser perseguido por la estólida y anquilosada dictadura franquista. Además de ser un cantautor que irritaba la vejez de ese oxidado dictador, cometía el delito de ser catalán y sentirse orgulloso de ello.
Una de las primeras canciones que le escuché y que se quedó con parte de mi alma, fue la musicalización de un poema del inmenso Miguel Hernández (otro de los españoles universales). El poeta, en pleno campo de batalla durante la Guerra Civil española, recibió una carta de la esposa que contaba que sólo comía pan y cebollas y que sobrevivía con esfuerzo para poder amamantar a su acabado de nacer hijo. En esas circunstacias Hernández, compuso ua de las joya más sentidas y magnificas de la literatura española del siglo XX: Nanas de la Cebolla. Musicalizado por Alberto Cortez e interpretado por Serrat, este poema merece estar en cualquier antología de nuestra música contemporánea.

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