30 septiembre, 2010

AMORES PELUDOS


Hace ya más de cinco años, Laska, una aparatosa y entusiasta airedale terrier, decidió ir a mover su pedazo de cola en otras dimensiones, dejándome solo, deprimido y con un dolor rayano en lo insoportable. Llegó cuando aún no cumplía un mes de edad luego de viajar varias horas en el regazo de un chofer de bus interprovincial. Mareada y desorientada, no dudó en mostrar su inmensa capacidad de amar desde que puso la primera pata en mi casa. Creció y siguió creciendo. Y no solo físicamente, sino en su capacidad de meterse en todos los recovecos del amor y la ternura. Inteligente y con capacidad para entender las sutiles formas de comunicación humana y de hacerse entender en mensajes cada vez más complejos, me acompañó en mis largas y anacoréticas sesiones de soledad que me asaltaron desde que se inició el siglo. Un día cualquiera su salud empezó a deteriorarse, tenía ya casi 12 años y para su edad es el límite máximo. Perdió movilidad en sus cuartos traseros y se arrastraba con muestras de dolor cada vez que sus urgencias la llevaban al patio. Sin embargo se las apañaba para recibirme con amor en los ojos y con el pedazo de cola en saludo frenético. Llegó el momento en que su estado se deterioró y no se pudo levantar más. En el momento que vino su veterinaria de cabecera para llevársela a su clínica a detener su sufrimiento, sentí que no podría soportar esa ausencia. No sé de qué material está hecha el alma, sólo sé que se me rompió en muchos pedazos cuando vi por última vez sus ojos en su despedida. Felizmente llego mi hijo Santiago a salvarme. La vida quita pero también da. Ahora estoy listo para tener perro otra vez. Quiero que mi hijo aprenda también todo lo que yo aprendí con mi Laska.

3 comentarios:

Verónica García Jarufe dijo...

Comparti contigo conocer a Laska y llevarme bien con ella, algo que para mi era ya super raro por el temor que le tengo a los perros, se que el escribir de Laska y decir que ya estas listo para tener un perro es un gran paso, y estoy de acuedo con tu desición y seguro ya pronto estaremos posteando del nuevo perro :)

qikeramirez@gmail.com dijo...

saludos profesor jorge, yo tambien conoci a laska y su particular forma de acompañarme, cuando lo esperaba en su sala o estabamos dialogando, esa ireverancia que solo la tenia ella pero me hacia parte de su mundo, es lo que mas recuerdo aunque fuera una vez al año a visitarlo. y felicitarlo en su faceta de padre como dice un amigo lo maximo saludos
enrique

La Vero Vero dijo...

Me hiciste llorar en plena oficina, pinche cholo.

Es lindo recordar(la) porque te quiero tanto!