14 enero, 2009

Grave antentado contra patrimonio arqueológico pre-hispánico


El domingo pasado, un grupo de tres personas, aparentemente miembros de una iglesia cristiana con base en los Estados Unidos, realizó una suerte de ritual religioso en el parque arqueológico de Las Ventas en Tabasco, México, lugar donde se albergan las colosales cabezas de piedra de la cultura olmeca. Las fuentes periodísticas no resultan claras en el propósito del ritual, unos hablan de exorcismos, otros de una invocación a la paz en Tabasco. Lo cierto es que 23 de las 33 magnificas esculturas albergadas en el parque han sufrido graves daños al ser rociadas con una mezcla de agua salada, aceite vegetal y jugo de uva. al ser una piedra arenisca, la penetración de los tintes propios del jugo de uva con fujadores naturales como la sal y el aceite es mucho más alta y el daño puede ser irreversible. Este tipo de rituales, que terminan convirtiéndose en atentados contra el patrimonio de una nación entera debería ser perseguido y evitado bajo todo concepto. Recuerdo el escandalete que se armó en Perú cuando una pareja de despistados marihuaneros chilenos efectuaron sendas pintas en un muro inca en Cusco. Sin embargo las autoridades no cacarean con el mismo volumen cuando se aprecia la suciedad de algunos parques o santuarios arqueológicos o las toneladas métricas de orines que el archi conocido callejón de las 7 culebras (que a propósito queda a escasos metros del muto inca pintado). Igualmente, en Chucuito, a orillas del lago Titicaca, es factible ver a diario rituales de fertilidad donde ansiosas mujeres se sientan en el enorme falo de piedra que preside el interior de ese primoroso templo inca. El atentado cultural en México ha sido inmediatamente investigado, los perpretadores puestos en prisión y las labores de restauración inciadas. Espero que aquí alguna vez veamos tanto entusiasmo.

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