En nuestros tiempos, donde sobran las amenazas y el hecho de tener que juntarnos con otras personas nos hace sentir vulnerables y en peligro, veamos este corto belga. Más contagioso que la influenza y maravillosamente humano, es el virus de la risa y el buen humor. Un poco de buena leche es necesario para poder vivir mejor. A mí me pasó algo muy parecido en un autobús en Buenos Aires y diré que es uno de los momentos más lindos de mi vida.
3 comentarios:
Ojalá todos los contagios de este mundo sean de este tipo. El único problema es que no se contagia en gente recién llegada, como el señor que sube el último y permanece serio.
Un saludo.
Yo, como viajero asíduo del metro y del tren de cercanias en mi ciudad, cosa que me gusta mucho más que el autobús,que es más serio, veo muy buena sociologìa urbana. En los metros es donde la gente se observa más. A veces me ha ocurrido este tipo de escenas y me intento no reir, aunque por mis adentros se me contagia la risa. Digo que intento autoreprimir mi risa porque a veces he visto a personas que se cabrean y se piensan que te ríes de ellos.
Por cierto, es mejor para leer este nuevo diseño de tu blog, más asequible, menos sensación de inabarcable como el anterior. Saludos.
mmmmm...jajajajajajajajajajaja...
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