La cuestión pasó relativamente desapercibida por varios años, hasta que un error desencadenó el escándalo. En las postrimerías del régimen militar de Morales Bermúdez, se firmo un acuerdo entre el estado peruano y el Vaticano, entre gallos y medianoche y con tufo a sotanas y uniformes apolillados. Según ese tratado, el Estado peruano (es decir, TODOS nosotros) se comprometía no sólo a pagar sueldos (altos, por cierto) a los funcionarios de la Iglesia Católica, sino que se obligaba a dispoiner de parte de los presupuestos regionales y nacionales para la construcción de iglesias. Aparte de otras gollerías escandalosas, tanto tributarias u otras como la de disponer de parte de las plazas docentes de los colegios parrioquiales.
Alguien cercano a los círculos del poder eclesiástico publicó un inocente librito de limitada circulacion e incluyó el texto completo del concordato, sin haber previsto que estaba cometiendo una verdadera infidencia, ya que ese texto, a pesar que la constitución obligaba que fuera de dominio público, nunca se dio a conocer en "El Peruano" ni en ningún otro ámbito. Y así como no hubo congreso que aprobara ese acuerdo (como debió ser) el tratado se llevó a efecto en todos sus términos. Al hacerce público el texto del acuerdo, se encontró la manera escandalosa en la que el Estado peruano se ocmporomete económica, política y hasta culturalmente con una institución religiosa violando los proncipios de la laicicidad a los que supuestamente obligan sus leyes. Para más información del texto del concordato, una simple búsqueda en Internet puede darles el texto completo. Es necesario empezar a discutir y dialogar acerca de este tipo de compromisos fraguados por las dictaduras y que no contribuyen al bienestar nacional.
1 comentario:
¿Para qué comentar? si quien escribe es sólo un PERRO COMUNISTA, si hasta lo muestra su foto...
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